La Tradición Familiar de la Recogida de la Aceituna en Jaén, conocida mundialmente como la cuna del aceite de oliva, la recogida de la aceituna no es solo una actividad agrícola, sino también una tradición profundamente arraigada en las familias jiennenses. Este ritual anual trasciende generaciones, uniéndolas en torno a los olivares familiares que han sido su legado y orgullo durante siglos.
Una herencia que se cuida con amor
Para muchas familias de Jaén, los olivares son mucho más que tierras de cultivo: son el reflejo de una historia compartida. Durante décadas, estos árboles han sido cuidados con dedicación por padres, hijos y abuelos. Cada olivo representa no solo una fuente de sustento, sino también el compromiso de preservar una tradición que define la identidad de la región.
Cuidar los olivares es un trabajo que requiere esfuerzo constante. Desde podar las ramas hasta vigilar que las plagas no afecten la calidad de la aceituna, todo se realiza con una mezcla de conocimientos técnicos y un amor casi reverencial por la tierra. Este conocimiento se transmite de generación en generación, enseñando a los más jóvenes no solo las técnicas agrícolas, sino también los valores de respeto y compromiso con el trabajo.
Cuando llega el invierno, las familias jiennenses se preparan para la recogida de la aceituna, un momento de intenso trabajo, pero también de unidad y colaboración. Es común ver a padres, hijos y abuelos trabajando codo a codo entre los olivares. Las generaciones se unen, compartiendo no solo el esfuerzo físico, sino también historias y enseñanzas que refuerzan los lazos familiares.
De los olivares a la cooperativa
Tras la recogida, el siguiente paso es llevar las aceitunas a las cooperativas, donde se transforman en el oro líquido que es el aceite de oliva virgen extra. En Jaén, las cooperativas son más que simples centros de producción: son puntos de encuentro comunitario.
El aceite obtenido no solo es una fuente de ingresos, sino también un motivo de orgullo. Cada familia sabe que su esfuerzo contribuye a mantener a Jaén como líder mundial en la producción de aceite de oliva de alta calidad. Además, el trabajo conjunto en las cooperativas refuerza el sentido de comunidad, demostrando que, aunque cada familia tiene su propio olivar, el éxito depende del esfuerzo colectivo.
En Molino de las Torres, entendemos que cada gota de aceite de oliva virgen extra cuenta una historia de esfuerzo, tradición y amor por la tierra. Como parte de esta rica herencia jiennense, nos sentimos orgullosos de formar parte de un proceso que une a generaciones y mantiene viva la esencia de nuestra región.